A punto de cumplir los 80, Jane Fonda sigue conservando el cuerpo de antaño, adornado con ese porte de elegancia y clase, que la ha llevado a ser imagen de firmas cosméticas de renombre. Los años han desdibujado a aquella chica reivindicativa, que se manifestaba sin pudor contra lo que agredía sus principios. Ahora hace gala de una asumida serenidad, mezclada con un constante sentido del humor, que le hace llevar la etapa que está viviendo con templanza y con cierta culpabilidad «por cosas que no hice bien».
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