Hay personas que llegan a tu vida para enriquecerla. Yo le llamaría “regalo del destino”, pero Iván Mañero me convencería de que todo depende de la serendipia. De niño apuntaba para arquitecto, pero la vida le cambió el rumbo y, en lugar de levantar edificios, lo que consigue con su talento es diseñar seres humanos, reconstruirlos, darles una nueva vida y sanar, de paso, una mente que no les deja crecer en armonía. Conversar con él es sinónimo de perder la noción del tiempo. Presenta, el 21 de junio, “Los crímenes de la belleza”. Sintetizar todas sus vivencias es tarea difícil que no sé si he conseguido…
http://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2017/06/14/5940ee2022601d09318b45be.html